Las pasadas elecciones en la República de Irlanda han aportado varias claves para entender los reclamos e inquietudes de su población. Con un inesperado giro hacia la izquierda, la ciudadanía del país le ha otorgado el 24,5% de sus votos al Sinn Féin, convirtiéndolo en el partido con mayor apoyo popular de las elecciones. No obstante, al haber presentado tan solo 42 candidatos para los 160 escaños del Parlamento, este favor de la sociedad no se traducirá en escaños, colocándose como la segunda fuerza dentro de la cámara y obteniendo tan solo 37 de sus asientos.
Sin embargo, su crecimiento delata la tendencia del país, que le ha dado la espalda a los dos partidos que llevan casi un siglo turnándose en el poder y que se presentaban como uno de los ejemplos de bipartidismo más estables de toda Europa. Se trata del Fine Gael y del Fianna Fáil, dos partidos de centro derecha, conservadores y fieles seguidores de las políticas de austeridad recomendadas por la Unión Europea frente a la crisis económica. El actual Primer Ministro, Leo Varadkar, intentó precisamente obtener su reelección basando su campaña en el crecimiento de la economía y en su gestión del asunto del Brexit. No obstante, los votantes han castigado estas políticas de austeridad económica reduciendo su apoyo a este partido, y también al Fianna Fáil, que respaldó al Gobierno apoyándolo en votaciones de gran importancia durante su mandato.
El Sinn Féin, sin embargo, ha sabido aglutinar ese descontento con una campaña electoral basada en el rechazo a las políticas económicas y a las consecuencias sociales de la austeridad. El aumento del coste de vida, la reducción de los servicios públicos, el crecimiento de la desigualdad, el desorbitado precio de los alquileres, la falta de viviendas disponibles, las infinitas listas de esperas en el sistema de salud o el coste de los seguros son algunos de los problemas que ha señalado la dublinesa Mary Lou McDonald, candidata del Sinn Féin. Los mensajes de este partido se han basado en una vuelta a las políticas sociales y económicas de izquierda como solución a estas cuestiones.
De forma inesperada, el partido no ha hablado, casi en ningún momento de la campaña, de su relación con Gran Bretaña, el Brexit o Boris Johnson y, lo más importante, tampoco ha tratado en exceso el tema de la unificación con Irlanda del Norte, una lucha que se remonta al nacimiento del partido y que supone uno de sus históricos pilares ideológicos. La tendencia de los mensajes electorales, sin embargo, supieron leer que la sociedad irlandesa se sentía más próxima a los problemas económicos que a los conflictos territoriales del pasado.
El eslogan del Sinn Féin, que significo “nuestro día llegará” en gaélico irlandés, predijo una victoria que ni si quiera los propios líderes del partido esperaban. Desde el nacimiento de esta agrupación política, que fue fundada en 1986 bajo la dirección de Gerry Adams, el Sinn Féin siempre estuvo perjudicado por su vinculación con el IRA y su lucha armada en el conflicto norirlandés. A pesar de esto, de una forma muy paulatina y a lo largo de muchas elecciones en las que el porcentaje de votos recibido fue menor al 5%, el Sinn Féin fue logrando más y más apoyos, llegando al 6’5% tras el acuerdo del Viernes Santo de 1998. En las últimas elecciones generales, en 2016, el partido ya alcanzaba el 13,8% pero aún dejaba intacto el tradicional bipartidismo de Fianna Fáil y Fine Gael.
Sin embargo, la situación ha cambiado en estas elecciones, y el Sinn Féin ha logrado por fin un apoyo mayoritario de los irlandeses, convirtiéndose además en el partido más votado entre los menores de 55 años. No obstante, como esta agrupación presentó tan pocos candidatos, sus escaños no serán suficientes para formar gobierno, obligándole a optar por una coalición o por la convocatoria de unas nuevas elecciones. Por ahora, Mary Lou McDonald apuesta por la primera opción, afirmando que quiere formar un Gobierno para el pueblo. “Lo ideal sería un Gobierno en el que no estén ni Fine Gael ni Fianna Fáil. He empezado a contactar con los otros partidos para explorar durante los próximos días nuestras posibilidades”, afirma la lideresa del partido. Lo que está claro es que Irlanda se encuentra en una nueva etapa de su historia política, y el Sinn Féin será, sin duda, uno de sus protagonistas.